Llevaba algunos días con problemas en la velocidad de conexión a internet en casa, sin saber cuál podía ser la razón. Ciertamente, no era la primera vez que me ocurría, pero en esta ocasión el problema persistía y mi paciencia se agotaba. Me pongo a investigar y encuentro la feliz noticia de que nuestras queridas compañías de telefonía, en momentos en los que hay mucho tráfico de datos deciden, como si el servicio que nos prestan fuera un maravilloso regalo que recibimos de ellas, reducir la velocidad de las conexiones que considere que están consumiendo demasiados datos. Por ejemplo, podría pasar si tenemos la ocurrencia de disfrutar de nuestra serie favorita de Netflix, o cuando vemos videos en YouTube.
A partir de aquí, decido averiguar si hay alguna forma de solucionarlo. Y, efectivamente, hay una manera de hacerlo, y es a través de una VPN. ¿Qué es una VPN? Corresponde a las palabras en inglés Virtual Private Network, o en español, Red Privada Virtual.
Cómo funciona cualquier VPN
Para que podamos conectarnos a internet, ya sea a través de nuestro móvil, un ordenador o cualquier otro dispositivo, necesitamos que se comuniquen con un router o módem que conecte nuestra casa con nuestro proveedor de Internet. Como lo más normal es que no tengamos más de uno, cuando estén conectados entre sí formarán lo que se llama una red local.
Pues bien, cuando utilizamos una conexión VPN, lo que conseguimos es crear esa red local sin necesidad de que sus integrantes estén físicamente conectados entre sí, sino solo a través de internet. De esta forma tendremos las ventajas de una red local, con una mayor flexibilidad, aunque estemos en la otra punta del mundo.
Para qué sirven las conexiones VPN
Aparte de su evidente importancia en el entorno corporativo, tenemos otros usos importantes para cualquier conexión VPN:
1. Teletrabajo
En el supuesto de que cualquier trabajador necesite conectarse remotamente fuera de la oficina, lo más sensato es utilizar este tipo de conexiones. Desde el punto de vista de la seguridad, permitir el acceso indiscriminado a la red propia de una empresa desde Internet es una auténtica locura. Aunque el acceso estuviera protegido mediante contraseña, sería relativamente sencillo que esta pudiera ser capturada en un punto de acceso WiFi público, por ejemplo.
Sin embargo, si esta conexión se realiza mediante una VPN, el acceso estaría protegido y la conexión previsiblemente cifrada.
2. Evitar la censura y los bloqueos geográficos de contenido
Con el apogeo de Internet y la picaresca, tanto de los proveedores de contenidos como de los usuarios, se han popularizado otros usos más lúdicos de las conexiones VPN, muchos de ellos relacionados con algo tan sencillo como falsear dónde estamos.
Nuestro dispositivo, al conectarse a través de una VPN, se comunica con el servidor VPN, y es éste el que habla con internet, de tal forma que, si estuviéramos en China y el servidor VPN estuviera en Estados Unidos, los servidores web creerían que estamos navegando desde este país, permitiéndonos acceder a los contenidos sólo disponibles allí.
3. Capa extra de seguridad
Aunque no es estrictamente necesario, lo más común es que las conexiones VPN cifren los paquetes que se transmiten con ellas. Por este motivo, es normal oír la recomendación de que, si en algún momento necesitamos conectarnos a un punto de acceso WiFi público, al menos lo hagamos a través de una conexión VPN.
Sin embargo, en este sentido, no es oro todo lo que reluce. Debemos también confiar plenamente en el proveedor de nuestra VPN. Si desconfiamos de ella, por supuesto, no deberíamos utilizarla, pues en lugar de tener una capa de seguridad adicional, tendríamos al enemigo en casa y mirando absolutamente todo lo que hacemos en Internet.
Ventajas de una conexión VPN
Las principales ventajas de cualquier conexión VPN son las siguientes:
- Funciona en todas las aplicaciones, puesto que dirige todo el tráfico de internet.
- Es muy fácil conectarse y desconectarse.
- Nos proporciona una capa de seguridad adicional en puntos de acceso WiFi, siempre que la conexión esté cifrada.
- Nos permite falsear nuestra ubicación, tanto para evitar eficazmente la censura como para acceder a contenidos limitados a una determinada región.
- Nuestro proveedor de Internet no puede saber qué hacemos en Internet. Obviamente, la compañía que gestiona esa VPN, sí lo sabrá.
Qué debemos tener cuenta a la hora contratar un servicio VPN
- Obviamente, en primer lugar, el precio. Aunque nos podemos encontrar con servicios VPN gratuitos, no deberíamos esperar mucho de ellos. Lo normal es que estén muy limitados, sean muy lentos o no sean muy de fiar.
- La velocidad. Hay que tener presente que la velocidad se resiente, especialmente si el servidor VPN está muy lejos. Además, es probable que la velocidad de descarga y subida máximas estén limitadas.
- Su seguridad no es infalible.
- No siempre pueden falsear tu ubicación. Esto puede suceder especialmente con el móvil, puesto que cada día hay más tecnologías por las que se puede triangular y aproximar nuestra ubicación más allá de nuestra dirección IP.
- No nos proporcionan anonimato. Que usemos una conexión VPN no supone que nuestra navegación vaya a ser anónima. La combinación ganadora para un mayor anonimato, es utilizar a la vez una conexión VPN y el navegador Tor.
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¿Podemos crear nuestro propio servidor?
Es cierto que lo más sencillo es que nos registremos en una de las múltiples empresas que ofrecen servicios VPN, paguemos una cuota mensual, obtengamos las credenciales para iniciar sesión en su servicio, y ya está.
No obstante, si no nos fiamos de nadie y queremos un control total y absoluto de nuestra conexión, podemos intentar hacerlo por nosotros mismos, creando nuestro propio servidor VPN. Pero no es algo sencillo.
Existen alternativas para los diversos sistemas operativos: Windows, MacOS, Linux, Android e IOS. Pero es un tema lo suficientemente complejo para que le dediquemos en un futuro una nueva entrada explicando cómo podríamos configurarlos.