El teléfono móvil se ha convertido en algo imprescindible para nosotros. Es cierto que no podemos salir de casa sin él. Si lo perdiéramos o nos lo robaran sería un tremendo problema, fundamentalmente porque en su memoria solemos guardar una inmensa cantidad de información personal, cuya pérdida podría suponer un caos en nuestra vida:
[toc]
- Datos personales y familiares.
- Fotos y vídeos, que podrían incluir datos de identificación y localización.
- Datos de terceras personas (fotografías, direcciones, teléfonos, conversaciones de mensajería instantánea).
- Información de seguimiento: localizaciones que frecuentamos, recorridos.
- Datos de nuestro calendario y agenda.
- Información de salud, si tenemos asociado alguna pulsera cuantificadora o reloj inteligente (smartwatch).
- Datos bancarios y acceso a plataformas móviles de pago.
- Contraseñas que guardemos para acceder a diversos servicios móviles, como correo electrónico, redes sociales o almacenamiento en la nube.
- Datos y documentos de trabajo, o acceso a nuestra red corporativa.
Por ello, es muy importante que el nivel de seguridad con el que lo protejamos sea el mayor posible, tanto si lo perdemos o nos lo roban, como cuando lo utilizamos, para evitar infecciones de virus o malware.
Veamos algunos consejos para que nos podamos sentir más seguros:
- Utilizar un método de bloqueo seguro.
Todavía hay muchos usuarios que no protegen su terminal con un código de bloqueo. De esta forma, en el hipotético caso de que perdamos o nos roben nuestro terminal, cualquiera podría acceder a nuestros datos. Para ello, tenemos a nuestra disposición los siguientes métodos:
- Configurar el lector de huellas. ¿Bloqueamos de forma segura nuestro móvil?
- En caso de no disponer del mismo, establecer una contraseña o pin. No olvidemos, además, que debe elegirse una que sea difícil de adivinar. Por ello, se debe evitar que se utilice “1234” o fechas de cumpleaños, por ejemplo.
- Bloqueo remoto del dispositivo.
Actualmente, los dispositivos de los dos sistemas operativos móviles principales (Android, de Google e IOS, de Apple) contienen sistemas mediante los cuales, en caso de sustracción o pérdida, podemos intentar averiguar su paradero, o en el peor de los casos, bloquearlo remotamente para que nadie pueda acceder al contenido de nuestro teléfono.De esta manera, tenemos las siguientes aplicaciones:
- ANDROID: activar el administrador de dispositivos de Google.
Es una herramienta de seguridad proporcionada por Google, que nos permite encontrar y bloquear nuestro teléfono de forma remota en caso de pérdida o robo.
Su funcionamiento es muy sencillo. Basta con acudir a la tienda de aplicaciones (Google Play), descargarnos la aplicación Encontrar mi dispositivo y asociarla a nuestra cuenta. De esta manera, podremos localizarlo en un mapa, borrar sus datos o bloquearlo por completo, en el supuesto de que nos lo hayan robado.
- IOS: activar Buscar mi IPhone.
Para los dispositivos de Apple, contamos con la aplicación Buscar mi IPhone. Su funcionamiento es muy similar a Android: deberemos introducir nuestro usuario y contraseña de nuestra cuenta y, automáticamente, aparecerán en un mapa todos nuestros dispositivos (IPhone, Ipad, Mac, Apple Watch o AirPods) con su ubicación. Entonces, podremos bloquearlo o borrarlo a distancia.
- Verificación en dos pasos.
Es un procedimiento común a ambos sistemas operativos. Está basado en un código secreto y privado, que podremos configurar de forma manual, o bien recibiendo un mensaje de texto (SMS), que habrá que introducir a la hora de iniciar nuestra sesión.
- GOOGLE:
- APPLE:
- Contraseña para la tarjeta SIM.
Otro método adicional, y que no es incompatible con los anteriores, además de ser común para cualquier teléfono, es establecer una contraseña para bloquear nuestra tarjeta SIM.
- Mantener nuestro dispositivo actualizado.
Es muy conveniente que tengamos siempre actualizado, tanto el sistema operativo de nuestro dispositivo, como todas las aplicaciones que tengamos instaladas. Con ello estaremos protegidos de las vulnerabilidades que los desarrolladores y los fabricantes vayan detectando con el tiempo.
- No conectarse a redes WIFI abiertas.
Esta es una recomendación que, en ocasiones, es difícil de seguir, pero es muy importante, porque este tipo de redes no están bien protegidas y su tráfico de datos se puede interceptar fácilmente. Normalmente, las comunicaciones no están cifradas.
- No abrir enlaces o páginas web poco fiables.
El mejor antivirus que podemos utilizar es el sentido común. Si queremos permanecer a salvo de cualquier ciberataque (virus, malware, phishing) debemos evitar acceder a páginas web que nos puedan parecer poco confiables, aparte de no abrir ningún tipo de enlace que nos pudiera parecer sospechoso.