El pasado 3 de octubre Microsoft nos premió a todos con la posibilidad de actualizar nuestros equipos liberando la tan esperada Windows 10 october update. En mi caso, como tengo el gran defecto de que me gusta estar a la última, me pongo raudo y veloz manos a la obra. Dado que la anterior súper actualización fue la april update, y había fallado más que una escopeta de feria (de hecho, se retrasó casi un mes con relación a la fecha prevista), pensé, ingenuo de mí, que Microsoft había por fin aprendido la lección, y que, por tanto, iba a ser un poco más cuidadosa e iba a evitar errores (bugs) importantes.
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